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Sin embargo, como cualquier propósito de año nuevo, es indispensable estructurarlo en forma de objetivo: ¿queremos adelgazar o tonificar? De acuerdo con Philip Stanforth, profesor de la ciencia del ejercicio en la Universidad de Texas, los estudios tienden a mostrar que para perder peso y adelgazar, la dieta tiene un papel mucho más importante que el ejercicio.
Para él, el ejercicio requiere de tiempo y esfuerzo constante para ver los resultados deseados; mientras una dieta muestra mayores evidencias en un periodo a corto plazo: “Si tomaste una larga caminata de 56 km, quemaste entonces 3 500 calorías. Es una larga caminata. Sin embargo, si comes una barra de Snickers, tiene 500 calorías. Es mucho más fácil eliminar la barra de chocolate que caminar diario 8 km”.
Entre los estudios que menciona Stanforth, se encuentra uno publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, el cual encontró que las dietas de altas proteínas y remplazo de carne –por sustitutos bajos en calorías por carnes más pesadas– estaban asociadas con mejores resultados para mantener el peso tras un periodo de dieta. De hecho, en 2011 hubo otro estudio que analizaba la relación entre la grasa y la actividad física en niños, demostró que la actividad física no es la clave determinante para un peso insalubre en esta población.
Si bien el ejercicio posee numerosos beneficios como antidepresivo y protencializador del sistema inmunológico, la realidad es que las dietas son las más efectivas para bajar de peso. Sin embargo, ¿por qué no hacer ambos?